Lunares

Casi todas las personas tienen lunares que pueden tener diferente aspecto, color, tamaño y forma. Pueden aparecer a cualquier edad aunque la mayoría de los lunares lo hace durante los primeros veinte años de vida.

Los lunares en dermatología reciben el nombre de nevos.

Pueden salir en la piel de cualquier parte del cuerpo incluso en los genitales, en los labios o adentro de la boca y uñas. En los adultos si bien pueden seguir apareciendo lunares, muchos de ellos se pueden achicar e incluso desaparecer con el paso del tiempo.

La ubicación de los lunares es extensa. Pueden estar o aparecer en cualquier lugar de la piel, cuero cabelludo, mucosas: boca, conjuntiva, genitales o debajo de las uñas. En cada localización adquieren un aspecto distintivo. Existen varios mitos sobre los lunares:

  • Los lunares de nacimiento no pueden malignizar.
  • Los lunares con pelos no malignizan.
  • Sacar un lunar (extirpar) puede "despertar" a la lesión y que malignice.
  • Si un lunar se lastima puede hacerse malo.

Ninguna de estas aseveraciones es verdadera.

Hay que tener en cuenta la "Regla del A, B, C, D" para asignarle el riesgo a cualquier lesión con color en la piel de los pacientes, según el siguiente esquema:

Lunares Asimetria

Asimetría: una mitad del lunar difiere de la otra.

Lunares Borde

Borde: irregular y poco definido.

Lunares Color

Color: varios colores y diferentes tonos del marrón, negro, azul y rojo.

Lunares Diametro

Diámetro: mayor a 6mm o aumento rápido del tamaño del lunar.

¿Qué es un lunar atípico?
Los lunares atípicos (nevos displásicos) son formaciones planas o abultadas de la piel oscura mayores que los lunares ordinarios (mayores de un centímetro de diámetro) y no son necesariamente redondos. Su color varia desde el bronceado hasta el pardo oscuro, frecuentemente sobre un fondo rosado.

Algunas personas tienen más de 100 lunares atípicos que pueden continuar apareciendo incluso en edad madura. Los lunares atípicos pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, a pesar de que son más frecuentes en las zonas cubiertas como las nalgas, el pecho y el cuero cabelludo (una distribución considerablemente diferente a la de los lunares ordinarios).